BIENVENIDOS

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viernes, 19 de octubre de 2012




UNA  TARDE


Una tarde,  buscando  unos  porqué en los anaqueles del alma,   encontré  cajitas  empolvadas con recuerdos  gratos,  otras  con recuerdos desagradables  pegados con resentimientos, despidiendo  mal  olor. Unos sobres  de  colores  tenues donde guardaba  dolor,  joyeritos  unos  con dudas, otros muy  empolvados, con  sueños  e ilusiones y un  cofrecito  donde  había  tristeza  y  desaliento.

 Estaba   preocupada  pues no encontraba  los por qué, tampoco   encontraba  alegría, todo  parecía  tristeza, desánimo  y  dolor.

Dispuesta  a ordenar los  anaqueles  comencé a botar  los resentimientos, los recuerdos desagradables, el  temor, las dudas, el  dolor,  la tristeza, el  desaliento,  hice un solo paquete y  los tiré  a  la basura. Decidí  guardar sólo  aquello que la vida me volviera más liviana. Pensé que los  anaqueles quedarían vacíos y fue entonces cuando  encontré  unas bolsitas  con perdón y muchas otras en las que guardaba  diferentes  clases  de amor.  Una  bolsita  de  alegres  colores con  alegría  y amistad.  Entre  las bolsitas  había  mucha  risa    que  antes  no se  dejaba  oír. Una  bolsita  de  cuero estaba llena  de  fe, un  sobre  de  color  verde  estaba  lleno  de esperanza y  un  sobrecito  azul  con  ilusión.  Los  cofrecitos   de los recuerdos desagradables  tapaban las bolsitas del perdón y las de los resentimientos cubrían los  de la  fe, la  esperanza,  la  ilusión la  risa   y  el amor.

Ahora los anaqueles están ordenados y ha surgido  un ambiente  de   paz,  tranquilidad,  de fe, de proyectos, sueños  e ilusiones.  Se ven ordenados, dan una muy buena impresión y lo mejor es que  dan  tranquilidad y una paz difícil  de  encontrar en  otro lugar  que no sea  mi interior.

Desde entonces  camino por la vida más tranquila, más liviana, más  serena,  disfrutando cada  día  de todo lo que me ofrece, tengo mayor fe en Dios, en mí misma,  en  la  amistad y en el amor.

Me he sentido más contenta con la vida,  soy más tolerante, más comprensiva, vivo  mejor.  Me he propuesto de   tiempo  en tiempo  ordenar los anaqueles, para no guardar  viejos  rencores, egoísmos,  dudas,   malos recuerdos  o  sinsabores. 

Cada    tres  meses  o talvez dos veces  en  el año,   haré una revisión y  voy a tirar todo aquello que me  hace  daño,  me desanima  o  me hace   la vida una carga pesada  de llevar.  Iré por la vida, como turista disfrutando cada momento, poniendo lo mejor de mí en cada cosa que  haga  y fijándome  en  la  bondad  que cada  gente  tiene.  Viviré  mejor.

 No importa   si son días, meses o años los que me falte por vivir,  los viviré lo mejor que pueda, haré  el bien, recordaré todo lo bueno que me ha pasado. Perdonaré a quienes queriendo  o sin querer   me hicieron  algún mal,  y así  me prepararé para el encuentro con el Señor, con mi Padre que  me espera.  Tomado de   HISTORIAS  PARA  EL ALMA….

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