BIENVENIDOS

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viernes, 14 de diciembre de 2012


SOÑAR NO CUESTA NADA
Los sueños fundamentados en la fe,
con el tiempo dejan de ser sueños y  
se convierten en realidad...

    Todos alguna vez soñamos despiertos, deseamos cosas, construimos algún castillo o algunos castillos en el aire. A veces dejamos volar la imaginación, sin pensar que si le diéramos forma a esos sueños, a lo mejor se hacen realidad. La mente es poderosa, todo está en saber si realmente deseamos las cosas y si servirán para nuestro  bien.
     Tener sueños en la vida, es como tener visiones de cosas que se quieren, que se desean de corazón, y te animan. Aún sin saber los pasos que deben seguirse para lograrlos, tus sueños pueden volverse realidad siempre y cuando tengas fe en que vas a con­seguirlos. Si es para tu bien, Dios hará el resto. Recuerda que la fe es como la fuerza interior que te ayuda a lograr lo que quieres.
  Cuando tienes fe, ya has ganado la primera batalla, la otra será hacer lo que esté a tu alcance, armarte de paciencia y esperar. Algo así, como cuando se siembran semillas de una planta.
 Si alguna vez piensas o sientes que tus sueños no se han hecho realidad, reflexiona, realmente ¿Deseabas lograrlos?, ¿Hiciste algo por conseguirlos, o simplemente esperabas que sucedieran?
     Siendo los sueños una visión de algo que se quiere, se desea y  siempre está ahí, en la mente, tan claro y tan definido que parece tangible, inconscientemente, se toman decisiones que nos conducen a su logro, a veces por caminos inesperados. Si ves a tu alrededor, te darás cuenta que todas las cosas creadas por el hombre, antes de tener una existencia física, tuvieron una existencia mental. Hubo alguien que las vio con los ojos de la mente. Las pensó, les dio forma, y luego las creó o buscó quien las creara. Mira los grandes edificios, los aparatos eléctricos, las máquinas, las herramientas, las cosas que utilizas en tus labores, son cosas que ahora puedes verlas, pero cuando aún no tenían existencia física, iban tomando forma en la mente de alguna o algunas personas, como un sueño, como algo que querían construir, crear, elaborar y  finalmente  las crearon.

     Alguna vez has leído o visto por TV la historia del aeroplano, la historia del automóvil, cómo poco a poco los fueron mejorando hasta lograr lo que ahora vemos. Actualmente hay personas tratando de mejorar los modelos existentes. Quizá tu sueño no sea mejorar un determinado modelo de automóvil, pero talvez quieras remodelar tu casa, o tener una profesión, o mejorar de nivel en el lugar donde trabajas, quizá viajar o vivir en otro lugar. Tus sueños pueden ser muy variados y mucho dependerá de ti que se realicen o no. Recuerda que debes poner todo lo que esté a tu alcance y luego esperar. Si es para tu bien, ten por seguro que algo sucederá.

     Es importante entender que, para que los sueños se hagan realidad, a veces hay que esperar años, pero puedes lograrlos. Eso sí, debes tener paciencia y así como el escultor, día con día trabaja en la figura que está esculpiendo, así debes ir moldeando tu sueño, de momento vivir de acuerdo a tus realidades. Te darás cuenta que con el tiempo aquello que sólo era un sueño, se hizo realidad. Si lo tienes en tu mente como un sueño, como un deseo sano y no como una obsesión enfermiza, de alguna manera realizaras acciones que, tarde o temprano, te conducirán a su logro.

     En cierta ocasión comentaba una señora que cuando vivía en una modesta colonia, siempre pensaba que algún día iba salir del lugar, para irse a una zona mejor, a una casa más grande, con patio y con un lugar para mascotas, ya que le gustaban los animales. Era algo que tenía en su mente y cuando visitaba algunas casas más grandes que la suya, a veces las comparaba con la que soñaba, y mentalmente, hacía algunas modificaciones. Mientras soñaba con su casa se sentía muy bien. Nunca pensó en que jamás iba a lograrlo, aunque no sabía cómo, pues sus ingresos y los de su esposo eran módicos. Sin embargo se sentía optimista, aunque casi nunca hablara a nadie de su sueño.

     Pasaron los años. A los diez años, más o menos, desde que comenzó a fijarse el sueño en su mente, sucedió que unos amigos, recién conocidos por ella y por su esposo, necesitaban irse del país y debían vender su casa en el menor tiempo posible. Cuando habló con su esposo, se dio cuenta que el dinero que tenían apenas podía servirles para una módica prima. Pensaron que no iban a poder comprarla. Sin embargo, al hablar con los amigos, estos insistieron en que fueran a ver la casa. Aceptaron y al llegar se llevó la sorpresa de su vida, pues resultó que la casa era idéntica a la que  tenía en su mente hacía... diez años. Cuando estaba en la casa, sentía como si ya la conocía, aunque era la primera vez que estaba allí. Siendo que no contaban con el dinero suficiente, pensaron que no debían ilusionarse. Sin embargo, dada la amistad que tenían con los dueños y la urgencia de estos por abandonar el país, les ofrecieron que se quedaran con la casa pagando una prima y cuotas mensuales, que sí estaban al alcance de sus ingresos.

     Según me decía, cuando se pasaron a vivir a la nueva casa, le parecía mentira, se sentía muy animada y le daba gracias a Dios porque se había cumplido su sueño. A veces en la casa descubría cosas, detalles, que en un principio no detectó, pero ahora que los miraba detenidamente, se daba cuenta que eran idénticos a cómo los había fijado en su mente, diez años  atrás.

     Así como este caso hay muchos, pues todos tenemos cosas que quisiéramos lograr, sueños que se nos han hecho realidad, y que a veces se nos olvida que eran sueños hace algunos años. Cultiva tus sueños, soñar no cuesta nada. Además tener sueños en la vida nos mantiene motivados para seguir adelante.

        Es importante que, a pesar de la realidad actual, siempre sueñes con algo. No se trata que vivas de sueños, pero sí que tengas sueños en tu vida. No te preocupes en cómo los vas a lograr, simplemente tenlos, afínalos cuanto puedas. Ten fe y nunca renuncies a ellos, y cuando tengas que tomar alguna decisión, toma en cuenta tus sueños. Si alguna vez renuncias a ellos, que sea por algo mejor.

Se dice que cuando hay sueños suceden milagros, y es que, en realidad los milagros ocurren a diario, pero estamos tan ocupados que no nos damos cuenta, pensamos que son meras casualidades, cuando en realidad son milagros.



Tener un sueño en la vida es importante porque te mantiene optimista, te da el entusiasmo necesario para la vida y la posibilidad de hacerlos realidad. El entusiasmo es como el poder de Dios en el corazón y si tienes el poder de Dios en tu corazón, ¿Qué más puedes pedir?¿Qué sueños tienes en tu vida?, ¿Realmente quieres lograrlos o sencillamente estás tratando de animarte?. Recuerda, por soñar no se paga. Ten un sueño en la vida y no renuncies a él, a pesar de... si es para tu bien, tarde o temprano se hará realidad.
 Tomado de  Collar de  Perlas, Secretos  para hacer  de  su  vida una  joya.
COLLAR DE PERLAS, encierra muchas enseñanzas y experiencias de la vida diaria; a través de ellas se pretende mostrar que la felicidad es interna. Es un estado de ánimo que todos podemos tener. Que debemos estar muy agradecidos con Dios y pedir cada día su ayuda para encontrar el camino que nos conduzca a la realización personal. Se trata de ver el lado positivo de la vida y comprender que tan sólo el hecho de estar vivos, ya es una bendición, sin tomar en cuenta las circunstancias que nos rodean. Más bien, tan sólo por el hecho de en­contrarse en este tiempo y en este lugar. El pasado ya se fue, el futuro aún no llega; lo mejor es aprovechar el presente y vivirlo con entusiasmo, con alegría, darnos cuenta que cada día, es un día especial.

 A través de este libro se pretende contribuir a mejorar el presente, cambiando la visión que se tiene de la vida. Entendiendo que lo más importante no son las co­sas en sí, sino cómo uno las ve. Lo importante no es lo que otros dicen o sienten, sino lo que uno cree, siente, y piensa. Vivir de acuerdo a ello es el camino para lograr el desarrollo personal.
Si se aplican las ideas que acá se presentan puede tenerse  una vida más sana, más agradable, más tranquila, con una mayor fe en Dios y en uno mismo.

Puede  adquirirlo en  :
·                     Librería  San Pablo
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lunes, 10 de diciembre de 2012


CAMBIA TÚ PRIMERO


“Nadie puede convencer a otro de que cambie.
Cada uno custodia una puerta del cambio,
que sólo puede abrirse desde adentro“.

Marilyn Ferguson.


Todos, en algún momento de la vida nos planteamos la idea o la esperanza de cambiar a las personas con quienes tratamos, de acuerdo a nuestros gustos y preferencias, o según lo que creemos más conveniente. En ocasiones lo decimos y otras veces, simplemente, abrigamos la esperanza de que cambien. Consideramos que si los demás cambian, podríamos vivir mejor, que la convivencia sería más satisfactoria.

     A veces pareciera que los demás están equivocados, hacen lo que creemos no deben hacer, y no hacen las cosas como pensamos que deberían hacerlas. Es absurdo esperar que los demás actúen de acuerdo a nuestra manera de ser y pensar, de acuerdo a nuestras creencias. Cada cual actúa según sus propios criterios, formados por las experiencias vividas, y difícilmente cambiarán porque se les pida que lo hagan. Incluso, cuando se les demuestra que la información que tienen no es correcta y que les conviene cambiar por su propio beneficio, el cambio no se da en forma espontánea, si acaso se da, es en forma paulatina, y es porque no es fácil cambiar, a me­nos que exista un fuerte deseo por hacerlo, de adentro hacia fuera.

     La conducta de las personas es producto de los esquemas mentales que durante su vida han venido formando. Para que cambien, es necesario cambiar esos esquemas o mapas mentales, lo cual no es fácil y tampoco puede hacerse porque otro se lo diga. Es necesario adquirir nuevas creencias, elaborar nuevos pensamientos, formar nuevos paradigmas. Para ello debe tenerse la mente abierta y una verdadera disposición al cre­cimiento, a la comprensión de que hay otras maneras de comprender el mundo, que son diferentes y pueden ser mejores.

     A veces, nos incomoda encontramos con personas que no se comportan como creemos que deberían; sin embargo, debemos comprender que lo único que podemos hacer es cambiar nosotros y tratar de que su comportamiento no nos afecte, no nos quite la tranquilidad, la paz, el bienestar.

     En ocasiones, la conducta de las personas es producto de nuestra manera de ser respecto a ellas. Otras veces responde a esquemas que vienen desde su niñez, problemas que a lo mejor no han logrado superar y ahora a los 25, 30, 40 o 50 años, difícilmente van a cambiar, tan sólo porque se lo pedimos o se lo sugerimos. El cambio se dará cuando exista la motivación para hacerlo; nuestro cambio de actitud puede ser de gran ayuda.

     Si quieres que tu cónyuge cambie, cambia tú primero; si quieres que tus hijos cambien, cambia tú primero. Si quieres que tus padres cambien, cambia tú primero. Si quieres que tu jefe cambie, cambia tú primero. Así tendrías una larga lista de todas las personas que quisieras que cambien. Estas personas podrían cambiar..... si cambias tú primero. Haz la prueba y procura hacer los cambios adecuados.

     Para cambiar tu manera de ser, debes comenzar por cambiar tus paradigmas, que te han acompañado durante toda la vida, a lo mejor ya no son válidos, o existen otras opciones que dan mejores resultados. Si estos cambian, cambiarán tus pensamientos y el cambio de actitud, el cambio en tu conducta, vendrá por inercia; y tal­vez, sin darte cuenta, puedes hacer que los demás cambien. Procura que los cambios sean positivos.

     Pero... si no soy yo quien quiere cambiar, dijo Pedro. De acuerdo, tú no quieres cambiar, así como no quiere cambiar Juan, pero si tú cambias primero, Juan cambiará como consecuencia de tu cambio. Pero, ¿cómo voy a cambiar? -dijo Pedro. Analiza tu comportamiento y te darás cuenta que tienes el poder para cambiar, sólo es cuestión de que quieras hacerlo. Si logras cambiar, con el tiempo, Juan también cambiará. Lo importante es que hagas los cambios correctos. Prueba y verás.

     Cuando generamos cambios positivos en la vida, se da un proceso de renovación interior que nos va transformando en mejores personas, y si bien es cierto no detiene la vejez, sí ayuda a la jovialidad tan necesaria después de los 30.

     Se cuenta una antigua leyenda china en donde una joven llamada Sara se casó y fue a vivir con el esposo y la suegra. Después de algunos días, comenzó a tener dificultades con su suegra. Sus personalidades eran muy diferentes. Sara se irritaba con los hábitos de la señora que frecuentemente la criticaba o le estaba diciendo como debía hacer las cosas de la casa.

     Los meses pasaron, Sara y su suegra cada vez discutían más, peleaban constantemente, y de acuerdo con una antigua tradición china, la nuera tiene que cuidar a la  suegra y obedecerla en todo.
     Llegó un momento en que Sara ya no soportaba vivir con la suegra.

     Una tarde decidió visitar al señor Huang, un amigo de su padre, y pedirle ayuda para deshacerse de su suegra.

     El señor Huang después de oírla, tomó un paquete de hierbas y le dijo:
     Usarás estas hierbas, pero no de una sola vez, pues causaría sospechas. Deberás dárselas poco a poco, para que hagan el efecto lentamente. Cada dos días pondrás un poco en  su comida y para tener la certeza de que cuando ella muera nadie  sospeche de ti, deberás actuar de manera muy  amigable.

     Nunca discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Sigue al pie de la letra todas mis indicaciones y verás que todo saldrá muy bien.
     Sara estuvo de acuerdo, muy contenta agradeció al Sr. Huang, y volvió apurada a su casa, para  comenzar el proyecto de asesinar a su suegra.
     Pasaron las semanas y cada dos días, Sara servía una comida especialmente  tratada a su suegra. Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controló su temperamento, obedecía  a la suegra y la trataba como si fuese su propia madre.

     Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada. Sara se llevaba muy bien con la suegra. En esos meses, no había tenido ninguna discusión, parecía mucho más  amable y lidiaba con ella con suma facilidad. Las actitudes de la suegra también cambiaron y ambas empezaron a tratarse como madre e hija.

     Un día, Sara nuevamente fue a buscar al Sr. Huang, para pedirle que le ayudara a evitar que el veneno matara a su suegra. Sentía que se había  transformado en una mujer agradable, y la amaba como si  fuese su madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di, decía Sara.

     El Sr. Huang sonrió y asintió con la cabeza:
     Sara, no tienes por qué preocuparte. Las hierbas que te di, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado fuera y  substituido por el amor, como producto del amor que tú empezaste a darle a ella.

     ¿Quieres que los demás cambien sobre algún aspecto determinado? Piensa por un momento en los cambios que puedes hacer tú, y    luego verás
que cuando tú cambias, los demás también cam­bian y las relaciones mejoran.

Los cambios deben darse de adentro hacia fuera, no es fácil, pero si se tiene voluntad, se puede lograr. Si quieres que otro cambie, comienza por revisar tus pensamientos, y trata de cambiarlos. Te darás cuenta que cuando tú cambias, los demás cambian. También comprenderás que no es fácil cambiar y más difícil aún, cuando son otras personas las que quieren imponerlo. Recuerda: siempre que quieras que otro cambie, cambia tú primero.



Sólo hay un lugar en el universo que puedes
estar seguro de poder cambiar:
“Tu manera de ser”


Tomado del  libro   COLLAR  DE PERLAS  II, Secretos para hacer  de su  vida un  viaje  placentero.