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lunes, 1 de octubre de 2012

NO TE PREOCUPES….DIOS YA LO SABE


NO  TE  PREOCUPES….DIOS   YA   LO  SABE 

Era una tarde de invierno,  el  problema  era  serio  en verdad, estaba  preocupada, no  sabía  como  enfrentar  la situación.  Ya  había  hecho   todo lo que   consideraba   conveniente, pero  aún  no  habían  resultados, y  eso  le tenía  inquieta, parece  debía  seguir  esperando.  

   Tratando  de tranquilizarse   y no dejarse llevar por pensamientos negativos,  se acostó  en   la  hamaca  del corredor  y  empezó   a leer  un  libro, siguió    la  historia,   pero,   después  de   una media  hora quizá,   con  el libro sobre   el pecho, se  quedó dormida.  De  repente, como en  esos  sueños  que   parecen  muy  reales,   se  vio  entrando   en  una  especie  de  sala  de cine,  algo  oscura  y  vacía,  caminó  y  luego  se  sentó  en una  butaca.  No  habían  más  personas, estaba   sola  en  aquella  gran sala,  era  como  si  el  estar  allí  formara   parte  de  un  trabajo  que  debía  realizar. Se  apagaron  las luces  completamente, y  comenzó  la  proyección.

     Al principio no se reconoció, después poco a poco cayó  en la cuenta  que  era  ella quien  aparecía  en  todas  las  escenas. Vio personas  conocidas, unas  que no veía  en  mucho  tiempo,  otras  que  miraba   con  frecuencia, otras  que conocía  de  vista, y  unas  que  le  parecieron  desconocidas   y  sólo   se  presentaron una  o  dos   veces.
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 Así  se  proyectaron  diferentes  situaciones, cosas  que  pasaban, a  veces  participaba, otras  sólo  observaba. En  ocasiones  se  daban alegrías, celebraciones;  pesares,  preocupaciones, incertidumbre, al   final de  cada  serie se miraba  a  veces  muy risueña,  otras pensativa,   y  en algunas  ocasiones muy  seria,  parecía  que  algo  no  andaba  bien.

  Vio  como  cambiaba  el  entorno, la  gente, ella misma  cambiaba  su  apariencia,  su semblante,  gestos, expresiones,  parece  que  a  medida  que  sucedían  cosas, se  iba transformando. Era  como  si de  cada acontecimiento adquiría  algo  que le  cambiaba la forma  de  ser,    de  enfrentarse  a  la  vida.  Se  vio  sentada entre sus cosas, a  veces  leyendo,  otras  mirando  fotos,  en  ocasiones  platicando con  personas  que  sólo    veía  ocasionalmente.

 A  medida   que  pasaba  la proyección   miraba  nuevos  lugares  y  personas;  unas llegaban,  otras se alejaban  y  algunas  que aparecían  en  forma  periódica, a  veces  muy  distintas,    unas  alegres, otras  muy  tristes,  y   en ocasiones, indiferentes.  Cada  una  llevaba  un mensaje, una  enseñanza, algo  que   en  ella se   quedaba  grabado..... El  final  de esta  historia  puedes  leerlo  en  HISTORIAS  PARA EL  ALMA...




1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces somos sabios en nuestra propia sabiduria y nuestras lineas son rectas rectas, segun nuestro ver. pero Dios escribe muy distinto y escribe mejor, escribe pausadamente y en su silencio nos dice más que un trueno.

Dios nos conoce mejor que nosotros mismos, pues sabe lo que podemos ser.