MUERE LENTAMENTE
Muere
lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo
todos los días los mismos trayectos…con un inmenso
temor a cambiar.
Quien no cambia de marca, no arriesga vestir un
color nuevo y no le habla a quien no
conoce.
Muere lentamente quien evita una pasión, quien
prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las
“íes” a un remolino de emociones, justamente las que
rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos,
corazones de los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente quien no voltea la mesa, cuando está
infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir
detrás de un sueño,
quien no se permite por lo
menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente quién deja escapar un posible amor, con tal de
no hacer el esfuerzo de hacer que éste crezca.
Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien
no se deja ayudar, quien pasa los días quejándose de su mala
suerte o de la lluvia incesante.
Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes
de empezarlo,
el que no pregunta acerca de un
asunto que desconoce, o no
responde cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando
siempre
que estar vivo exige un esfuerzo mucho
mayor que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que
conquistemos
una espléndida felicidad.
MARTHA MEDEIROS
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